jueves, 14 de abril de 2011

El feo maravilloso.

La plaza de Carmen Benitez de Sevilla es bastante modesta. Para aquellos que no la conozcáis os diré que es de traza triangular, pequeña, cercana al centro de la ciudad, justo al lado de la calle Recaredo, una de las rondas históricas de Sevilla. Debe su nombre a una señora sevillana que donó al Ayuntamiento un colegio que ocupa todo un lado de la citada plaza, muy bonito por cierto, y que recibe igual nombre. En el vértice opuesto a la fachada del colegio se encuentra una estatua de Machín. Este hombre, magnífico cantante y todo un clásico de la música romántica en español, no se caracterizaba precisamente por su belleza, que Dios me perdone ( y D. Antonio también), pero pienso que era feo hasta para mono (por paradógico que pueda parecer).
Un amigo me contó una anécdota de esta plaza que recuerdo cada vez que paso por ella. Os la escribo tal como me  la contó,  no se a vosotros, a mi me hizo gracia y me parece tierna.
"Mi hija desde muy pequeña ha sido un dechado de prudencia. Ibamos por la plaza un día con el coche y a ella le gustaba que le fuera contando cosas de los sitios por donde pasábamos, por lo que le dije el nombre de la plaza. Al ver la escultura la pobre no pudo reprimir su impulso. -Papá, podían haberle encargado la estatua de esa mujer a otro escultor, ese debe ser muy malo, porque esa señora no podía ser tan fea.
Fue para ella un alivio cuando le dije que no era Carmen Benitez la de la talla sino un cantante llamado Machín. Aun así no le parecía un buen escultor, no podía ser tan feo un cantante tan bueno como yo le decía.
Era muy pequeña, no creo que lo recuerde.Nunca hasta ese momento me había parado a pensar en el nombre de la plaza y el personaje que la preside, pero la lógica de mi hija, los asoció y desde entonces pienso en esa pobre señora con la cara de Machín, y siempre me río como un tonto cuando paso por aquí."
La historia de mi amigo me lleva a mi niñez, a la televisión en blanco y negro donde vi por primera vez a Machín, moviendo sus maracas y cantando con su voz tan particular. Recuerdo que cerraba los ojos al oirlo, era tan feo que casi me daba miedo, pero me encantaba como cantaba. Un feo maravilloso.

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