domingo, 10 de abril de 2011

Legislando sin pensar

Parece que hacen y hacen cosas pero sin pensar. Van como pollos sin cabeza; corriendo pero a ningún sitio.
Hace unos meses nuestros sesudos gobernantes plantearon que el orden de los apellidos no debía seguir como hasta ahora (como si no hubiese otros temas de mayor importancia que éste), planteando algunas alternativas, entre ellas la prioridad, si no hay acuerdo entre los padres, del orden alfabético. Si suponemos que cada progenitor quisiera que se impusiera su apellido (lógico, por supuesto), y se adoptase esta maravillosa idea, podemos ver que consecuencias tendría. En la primera o segunda generación desaparecerían prácticamente apellidos como Zurita, Zunzunegui o Zumalacárregui, algunos como García o Fernández aguantarían algo más, pero Rodríguez o Pérez desaparecerían en la octava o novena generación. Lo peor, con todo, es que en algún momento, dentro de veinte o treinta generaciones, todos tendrían los mismos apellidos. Habría millones de Fulanitos o Menganitas Abad Abad. El lío sería tremendo; los candidatos a un puesto de trabajo se llamarían todos igual, habría unos follones con las nóminas o con los temas administrativos, errores en las reclmaciones al llamarse todo el mundo igual, los apellidos perderían su sentido identificativo. Para mantener algunos apellidos las familias tendrían que recurrir a cierto tipo de endogamia, solo con matrimonios entre parientes podrían conservarse algunos como Yuste, Zariquiegui, etc. 
La diversidad de apellidos es una riqueza, puede que no sea algo imprescindible, pero la pérdida de prácticamente todos ellos es absurda: no solo es un empobrcimiento que no proporciona ninguna ventaja, sino que encima tiene, como hemos visto, montones de inconvenientes.
Antes de abrir la boca es necesario pensar lo que se va a decir y las consecuencias que conlleva. Nuestros dirigentes legislan o proponen cosas tan absurdas que yo creo que no piensan, dicen lo primero que les pasa por la cabeza, luego como si los demás fuesemos los tontos se quitan de enmedio diciendo que solo era una idea o un estudio previo: esas barbaridades ni son ideas, ni se les puede llamar "estudios" sin insultar al sentido de esta palabra. Claro que con estos lumbreras de dirigentes así nos va....

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