lunes, 18 de julio de 2011

Kolorao no me debe nada.

Hace unos años siendo pequeños, dejé que mis hijos me raparan. Disfrutaron como enanos metiendo la maquinilla por los pelos y dejando el casco casi como una bombilla. La casa se llenó de pelos y risas, y no sé cuál de las dos cosas tardó más en irse. Recuerdo sus caras de satisfacción mientras empuñaban la maquinilla haciendo carreteras por mi cabeza. Creo que ya por aquel entonces él pensó que algo me dejaba a deber.

Cuando a K. se le acercaba la hora de la Universidad prometió raparse si entraba en la carrera y centro que quería. Su maravillosa pelambrera, algo a lo que no está nunca dispuesto a renunciar, le parecía el mejor tributo de agradecimiento a la vida por la suerte concedida. Y, matando dos pájaros de un tiro, pensó saldar así conmigo la deuda que creía contraída

  • Nada, nada. Me rapas tú. Yo te rapé de chico y ahora ese gustazo de lo das tú.
  • Deja que lo hagan las supernenas que lo harán mejor que yo y te dejarán más guapo.
  • Que no, eso te lo debo…

Me costó, pero al final consintió en que participara toda la calle, y que una de las niñas fuera la que llevara la voz cantante. El resultado fue seguro mucho mejor que si yo hubiese ocupado el papel estelar que él quería darme. La verdad fue muy divertido (hay abundante y variado material gráfico), un fin de fiesta tardío e inesperado, pero divertido. Lástima que algunas que deberían haber estado presentes por diferentes circunstancias, no estuvieran aquí (aunque no sé lo que hubiese pasado entonces).

Lo digo desde ya. Kolorao no me debe nada. No lo sabe, pero soy yo quien estoy en deuda con él. Porque así me permite saldar la que yo, en mi ignorancia juvenil, por desidia contraje con mis padres. Él me da la segunda oportunidad para redimir algo que la muerte me hacía imposible. Trato de cumplir como padre lo que fallé como hijo, y cerrar así un ciclo que de otra manera no podría. Él no lo sabe, y, tal vez para que lo entienda, deberemos esperar a que nazcan mis nietos.

Por todo ello; Kolorao, GRACIAS.

No hay comentarios: