viernes, 1 de julio de 2011

Nuestro verano.

Puente Viejo llega cada vez más pronto, aunque empieza cada día más tarde. Puede parecer un contrasentido, pero solo para los que no conocen el verano andaluz.Vereis, aquí hace tela de calor. Pero tela, tela, una cosita mala. Al terminar de comer uno se queda un poco traspuesto y.... ya está aquí Puente Viejo. Puente Viejo marca el final de la siesta en casa. Es empezar a sonar su música, clasicota y pegadiza, y me pongo de mal humor, ya hay que empezar a incorporarse.
Y es que trabajar por la tarde en esta bendita Andalucía es inhumano. Al salir a la calle a las cinco y media de la tarde hace un calor que hasta el infierno parece una buena alternativa. Poner los pies en la calle y empezar a sudar es todo uno. El aire es tan caliente que parece que los pulmones van a salir ardiendo, es casi imposible respirar. Para colmo en los negocios no entran ni las moscas. Solo justo antes de cerrar  se forma algo  de bulla pues todo el mundo lo de salir lo deja para última hora. Normal, solo a la anochecida el tiempo nos da un respiro, pero poca cosa.  A veces la noche parece insoportable, no se puede dormir. Uno está empapado en sudor y desesperado, si te duchas, el alivio dura un momento, al instante vuelves a sudar.

A pesar de los pesares, para mi sigue siendo un paraiso. Calentito, como las calderas de Pedro Botero, pero, con todo, paraiso. Aquí no hay quién viva, pero no se me ocurre otro lugar mejor para vivir 

No hay comentarios: