lunes, 24 de mayo de 2010

La Babosiada (una reflexión desde el otro lado).

A todos los habitantes de la zona; Ahora que hibernamos es momento de oir las historias de aquellos que, por vicisitudes de la vida, han tenido acceso a conocimientos que ni siquiera podeís imaginar. Escuchad a la babosa que sobrevivió a un encuentro con un humano.
Una anciana babosa se adelantó un poco y elevó la voz para ser oido por cuantos estaban enterrados en las proximidades: 
" Ahora ya soy anciano, tengo más edad de la que sé contar, pero lo recuerdo como si acabara de suceder. Era entonces joven y fuerte, no temía a nada ni a nadie, había eludido todo encuentro peligroso con los pájaros y osé adentrarme en las montañas donde habitan los Humanos. Estan llenas de cuevas inmensas que se comunican unas con otras, todas diferentes. Cada una la usan para cosas distintas. En las cuevas de los hombres no llueve nunca salvo en una, que lo hace cuando ellos quieren, En ella me encontraba cuando el humano entró; primero oí sus pasos acercarse retumbando, porque ellos no intentan pasar desapercibidos. Al entrar sé que me vio, adoptó una extraña postura apoyando toda la parte trasera de su cuerpo en una especie de piedra blanca que encajaba perfectamente con dicha posición. Me miraba fijamente y se quedó inmóvil. Yo seguí mi camino como si no lo hubiese visto o me fuera indiferente su presencia. Estaba en sus manos, podía hacer conmigo cuanto quisiera, por lo que no tenía sentido cambiar mi actitud.
Salió de la cueva y volvió al rato con algo parecido a un suelo portátil, era algo plano, fino y flexible que se adaptaba perfectamente al suelo de la cueva. Era de un color naranja, brillante y llamativo, totalmente distinto del blanco del resto del suelo y lo colocó algo por delante de mi, en la zona que mi trayectoria marcaba. El humano no debía ser muy listo si esperaba que yo no notase la diferencia. Pero era inútil intentar esquivarlo, si quería él podía capturarme o matarme al instante por lo que seguí mi camino como si no hubiese notado nada.
Cuando estaba en el suelo movible, él volvió a cogerlo y lo elevó por los aires. Me llevó a increíble velocidad por incontables cuevas, inmensas y diferentes. Yo disfrutaba con el vuelo, me sentía como uno de esos pájaros que matan a tantos de los nuestros. Iba tan rápido que apenas distinguía los detalles, levantaba la cabeza para ver lo más posible.Solo las cuevas de un humano son mucho mayores de lo que creía que era el mundo.Al fin llegamos a una llena de enormes artilugios en uno de los cuales había un extraño fuego sin llamas. Cogió  un artefacto transparente de forma aproximadamente cilíndrica y de gran tamaño como seis o siete veces nuestra medida y me introdujo en él. Sus paredes eran deslizantes y por todas partes, pero sobre todo al final, estaba lleno de un alimento suave y rojo que nunca había visto. De sabor y color parecido al tomate, estaba delicioso, era muy nutritivo y fácil de digerir. Un alimento de Dioses. Me llevó volando y, tras un brusco descenso, se hizo de pronto de noche. Los humanos tambien modifican a voluntad los ciclos de luz, tienen noche o día a su antojo. Me hallaba ahora en otra cueva mucho menor, de paredes lisas y negras junto con muchas otras cosas. Al poco algo cayó encima de mi nave y ya apenas pude ver nada. No sé cuanto tiempo pasó, me había dormido cuando sentí que la cueva salía volando, estaba a oscuras y sentí  que caía con gran ruido en otro sitio. Más tarde sentí como una mezcla de terremoto y truenos  que zarandeaba la cueva negra, conmigo dentro, a velocidades de vértigo, mucho mayores que las del humano. Creí que iba a morir, todo se movía. El terremoto duro horas, el único que no he presentido en mi vida, tan largo y sin ninguno de los fenómenos que nos los anuncian. Puede que los Hombres, igual que la lluvia, el fuego o la luz, tambien puedan dominar los terremotos. Parece increible, pero no encuentro otra explicación. Pensareis que este viejo se ha vuelto loco, pero os cuento la verdad aunque no podáis creerlo.
Al final mi nave se rompió, aunque mucho antes yo ya había perdido el sentido. Me desperté y estaba dentro de la destrozada nave, con el alimento divino desparramándose al exterior. Comí algo y salí a ver donde estaba. Había incontables cuevas negras destrozadas iguales a la que me trajo  hasta aquí.Vi montañas enormes de comida , la mayor cantidad que he visto en mi vida ,descomponiéndose al sol. Hacía muchísimo calor .Tenía que salir de allí o moriría en breve. Por suerte al rato pude escapar de aquel infierno de maravillosos alimentos y calor insoportable y llegué sin mirar atras hasta esta zona, totalmente diferente del sitio donde me crié. Aquí me acogisteis y aquí vivo.
El mundo es mucho más grande de lo que podéis imaginar. Yo, que he recorrido por la acción humana lo que sería imposible aun viviendo mil vidas, pienso que todo eso es solo una mínima parte del mismo. No puedo demostrarlo, nada apoya ese pensamiento; salvo que nunca nadie ha visto el final, pero estoy totalmente convencido.
Nuestra especie odia a los Humanos porque envenenan nuestros territorios y nos masacran. Al menos eso dicen las leyendas y los pocos supervivientes que nos han contado sus padecimientos en aquellas zonas aniquiladas. Yo tuve más suerte; mi encuentro con el Hombre fue diferente. Me trató con cuidado, me dió de comer y  me proporcionó un artefacto con el que pude hacer el mayor viaje que ninguna babosa, que yo sepa, haya hecho jamás."

Como veréis, todo encuentro tiene dos versiones, y no siempre son coincidentes. En ellas normalmente el torpe siempre es el otro. No solo va a haber epopeyas entre  los humanos. Tambien los animales pueden tener sus héroes.

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