Como sabéis cuantos pasáis por estas páginas, procedo del mundo científico. En él esperaba encontrar siempre el método y la explicación para dar sentido a las cosas. Con la edad se me han vuelto más flexibles las ideas y ya no soy tan ortodoxo como antes. Me ocurre como al maduro jefe del CSI de Matarrubillas del Monte, que después de recibir todos los informes de ADN y periciales microscópicas de la escena del crimen, halló al muerto viendo donde se posaban los buitres.
Con la economía me pasa lo mismo. Dejo las labores de análisis y conclusiones a los sesudos economistas que trataran de explicar por qué pasó lo que pasó o por qué no pasó lo que decían que iba a pasar. Tambien les dejo la ingrata tarea de vaticinar sobre el futuro y la forma de incidir en éste para que todo nos vaya mejor. Doctores tiene la Iglesia, o lo que viene a ser lo mismo, la economía, por lo que no seré yo quien asuma ese papel. Pero eso no quita para que tenga mi propia opinión y expectativa de las cosas, apoyándome en el sentido común y en la experiencia. Ayer me convencí que la recuperación puede estar empezando. Y no por los ajustes de Zapatero: la congelación de pensiones, la bajada del sueldo de funcionarios y otras medidas que dijo se han de tomar para poder salir adelante, no; eso no sé si será la panacea o el chocolate del loro. No, como el maravilloso poli de antes, yo también busco los buitres. Ayer por primera vez, tras mucho tiempo sin aparecer por la tele, volví a ver el famoso y antaño mil veces repetido cada día anuncio de " Marina D´or, ciudad de vacaciones".
Si los buitres financieros empiezan a sobrevolar nuestras cuentas, es que creen que en ellas hay "chicha" para zampársela. Y eso solo puede significar que podemos estar empezando a ver la luz al final del tunel.
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