martes, 18 de mayo de 2010

Los dioses de las pequeñas cosas

A menudo me pasa lo contrario que al caballo del picador: haciendo cualquier actividad, fijo mi atención en la periferia de las cosas. Adquieren entonces importancia personajes secundarios del evento, materias que solo componían parte del armazón y no el sustrato del asunto.
Ayer terminé de leer una novela con bastante carga de realidad histórica sobre los últimos años de la vida de Escipión "el Africano" y también, aunque de forma más somera, de los de Aníbal.Cada personaje que aparece le reza a sus propios dioses: algunos solo a uno, otros a varios y alguno reza incluso a dioses que no son los suyos.
Y me doy cuenta de que acostumbrados a un mundo básicamente monoteísta, no pensamos en que, en un tiempo  pasado, la mayoria de las culturas eran politeístas. La cultura de la que hoy nos vanagloriamos procede precisamente de algunas de ellas. Las Grecia y Roma de las que hemos tomado los conceptos  fundamentales para  el Derecho, la Ciencia, la Filosofía, la Literatura y casi todos los aspectos de nuestra cultura eran politeístas. La religión es casi el único matiz en la cultura que no hemos tomado de los griegos, y que afectó a los romanos solo al final de su apogeo y más próximo a su caída como tal imperio.
¿ Como se impone esa religión de un solo Dios en un mundo politeísta? Esa religión que procede además de un pueblo sin importancia, los judíos, y que aparece como minoritaria y minúscula en Roma, pero que poco a poco se va extendiendo hasta convertirse en un problema primero y posteriormente en la religión oficial.
En materia de creencias en  religión se puede ser de todo: Si, no y ni si ni no.Solo en las votaciones se permiten más posibilidades. Claro que si tenemos en cuenta la cantidad de tipos de religiones entonces la variedad es casi infinita. Así se puede no creer en Dios en absoluto, no saber si se cree o no, o mejor no saber si existe Dios o no, creer en un Dios Todopoderoso o creer en muchos Dioses.
La gran ventaja de una Religión politeísta es que hay un Dios para cada cosa. Así no hay que estar importunando siempre al mismo para las diferentes cuestiones. Suelen ser además  mucho más condescendientes con otras Religiones y otros Dioses; si crees que hay cien dioses es más fácil admitir que haya cientouno. Lo que no entienden es que se tenga a un solo Dios; no ven claro ni sus posiilidades ni su utilidad. Sus dioses no lo pueden todo, su gobierno está compartimentado para que no haya o se de menos el "abuso divino". Sus dioses son más humanos, con sus defectos y pasiones, sus luchas por el poder. A veces  nos amargan,  pero sus disputas limitan sus poderes y dan algo de libertad a los pobres humanos.
Otra maravillosa ventaja del politeismo es que hay dioses de todo tipo: Importantes de gran fuerza, otros colaboradores de los más poderosos y tambien pequeños y divertidos que rigen facetas menores en la vida de los humanos. Existen en algunas religiones dioses para las pequeñas cosas,  como un dios de los atardeceres hermosos (¿habrá algo más bonito a lo que pueda dedicarse un dios?).
Nosotros los monoteístas, recurrimos a los santos para que actuen de mediadores como sustitutos de esos dioses menores. Así cada uno se ha especializado en un sector:  San Antonio para novios, San Pancracio para el trabajo, San Cristóbal para los conductores, etc.
Yo, que me debato entre el si y el psché en materia religiosa y que por educación soy monoteísta, no dejo de sentir cierto encanto por esas grandiosas y olvidadas religiones politeístas, y no puedo dejar de  creer que sería maravilloso tener un dios que se dedicara a hacer hermosos atardeceres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí ahora mismo me hace falta un santo que me haga los deberes, a quién puedo recurrir? jeje