sábado, 1 de mayo de 2010

Sobre el velo y la libertad.

Llevo varios días sin escribir nada (mi hija acaba de recordármelo) porque me estaba pensando lo que quería decir (y como decirlo). Sabía que iba a hablar sobre el controvertido asunto del velo en los colegios madrileños que ha sido recientemente noticia algunos días en todos los telediarios. Y el motivo de tanto pensármelo es que, como tantas veces en mi vida, ante las cosas que pasan tengo el "corazón partío".
Parto de la base de mi desconocimiento sobre la cuestión de si es o no un símbolo religioso (desde el mismo colectivo musulmán he oido versiones contrarias). Tampoco sé si la cuestión de ponerse el velo es algo impuesto o un acto voluntario, ni creo que tenga importancia para valorar el hecho. Porque lo que a mi me preocupa no son los problemas de una Religión que no es la mía sino los de una sociedad que sí lo es.
Si lo que se pretende es hacer una escuela laica sin símbolos religiosos me parece bien que no haya ninguno en las aulas, pero no creo que deban prohibirse los personales, no concibo que impidan que nadie lleve una cruz en el cuello. Si es una cuestión de educación lo de no llevar cubierta la cabeza, tengo mis dudas si se haría destocar a una monja que acudiera a las clases. Si queremos dar la impresión de ser una sociedad tolerante no debíamos olvidar esto: Aquellas actitudes que no violenten claramente nuestros conceptos de educación deben ser permitidas. No es más educado quien mantiene a rajatabla sus opiniones sobre educación, sino quien es más permisivo  con las costumbres de otras comunidades. Aunque parezca de Perogrullo, con frecuencia se olvida que para pedir a los demás educación hay que ser educado, y eso incluye aquello que es educado para otras culturas.
Es difícil el tema: prohibir cubrirse la cabeza para evitar las gorras con las viseras hacia atrás en las aulas u otras etiquetas de bandas callejeras parece lo lógico, pero de eso al velo de las musulmanas o el de las monjas cristianas media un abismo. Las democracias deben presumir más de permisivas que de estrictas. Si algo debe guiarnos debe ser el principio de respetar la libertad, sobre todo de aquello que no afecta a los demás. Quizás sería mejor pecar de permisivo que de coartar las opciones personales de los ciudadanos.
La posición del consejo escolar del centro al que supuestamente iban a enviar a la niña cambiando las normas internas para excluirla me parece bochornosa. Si se duda de su libertad con respecto a la imposición familiar sobre su atuendo es otra cuestión. Debemos primero tratar que nuestra sociedad haga lo correcto y luego  proporcionar la libertad a la niña para vestirse como quiera y no como se le imponga ni  por su familia ni por nuestra sociedad. La posibilidad de facilitar la libertad de la niña dentro del ámbito doméstico se me antoja muy dificil de conseguir; no se me  ocurre como la sociedad puede actuar a ese nivel. Solo si ella quisiera libremente salir de ese entorno por considerarlo opresivo si podríamos facilitarle una vida lejos de ese ambiente en el que no se sintiera libre.
La base de una democracia es ser garantista con los derechos de las personas. En la justicia se dice que más vale un culpable en la calle que un inocente en la cárcel. Siguiendo esta filosofía es mejor permitir una actitud dudosa, que prohibir una que solo representase una posición de libertad sin hacer daño a nadie.
Mi posición, con dudas por la complejidad del tema, es que es mejor pasarse de permisivos que de estrictos. Debemos dejar a cada uno ser fiel a sus identidades culturales, con la máxima tolerancia posible, al tiempo que tratar de que nuestra libertad sirva de modelo para aquellos que proceden de otras culturas. Quisiera que pudieramos dar clases de tolerancia y libertad y que poco a poco esas clases fueran calando en los demás, para que las niñas musulmanas (o de cualquier otra comunidad distinta de la nuestra) pudieran elegir con libertad si ponerse o no el velo o lo que les apetezca. Así, ir asimilando en la nuestra a los miembros de otras culturas, porque ellos asimilen nuestra idea de vivir en libertad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me alegra volver a verte por estos barrios! Precisamente éste fue el tema que escogimos en clase para debatir en una tertulia de radio... yo tampoco tengo claro cómo debemos actuar... no estoy de acuerdo con el velo porque desde siempre me ha parecido una falta de respeto cubrirse la cabeza en clase, pero tal vez ahí esté el problema... tal vez debería ser normal que cada uno actuase como le diera la gana sin que a nadie le pareciese raro... pero a mí, a día de hoy, creo que me resultaría extraño ver a una chica en clase con velo, no me importaría, pero resultaría... eso, raro... cuestión de costumbres supongo...

Concha Rivero dijo...

Indudablemente es un tema escabrozo, con más de un matiz, pero el problema del uso del velo, por esas niñas menores de edad, no es el "hecho" en sí, sino de donde parte y lo que conlleva.
En una sociedad civilizada como la nuestra, no creo que deba ser admitido el que a una menor se la "obligue" a llevar velo.Otra cosa es lo que haga por su propia voluntad cuando sea mayor de edad. Y por supuesto no permitir en ningun caso el uso del burka o el niqab. Pero bueno... es un tema peliagudo, sí.

Concha Rivero dijo...

ah! a mi tambien me alegra verte por aqui. ya empezaba a estar preocupada.