lunes, 26 de abril de 2010

Maravillosa primavera andaluza.

De mi casa al trabajo hay algo más de doscientos metros... no pretendo daros envidia, sino reflejar una realidad. En el trayecto, andando a paso normal, pueden emplearse un par de minutos o tres, aunque suelo  tardar algo más porque siempre me encuentro con alguien conocido y nos paramos a charlar. Entonces ya el tiempo es variable, desde un breve saludo o comentario de futbol (¡ Que malito está el Betis!), hasta enorme parrafada de media hora. 
En el camino hay quince naranjos, todos jóvenes aunque de diferentes tamaños y edades. En esta época el olor del azahar me acompaña durante prácticamente todo el trayecto. Incluso en los tramos que no se ven su presencia, se huele en el ambiente. Las calles aledañas, algunas de las cuales tambien poseen naranjos, aportan tambien su fragancia. Ni que decir tiene que el paseo de casa al trabajo, y no digamos el de vuelta, es una auténtica delicia. Lástima que dura tan poco, en unos días se cae y solo queda el aroma diferente y menor de su verdor y sus hojas; luego se cambia por el de cáscara de naranja, tambien agradable, pero no es comparable.
Esta bendita tierra nuestra tiene grandes problemas de trabajo, pobreza  y retraso con respecto de otras regiones de España y no digamos de la mayoría de las zonas de Europa. Pero en primavera, en un día de tibio sol que alegra pero no quema, con una temperatura ideal y oliendo a azahar, es lo más parecido que se me ocurre que pueda ser el paraiso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

de qué me suena esta historia? Un besote!

Anónimo dijo...

4 DÍAS SIN ACTUALIZAR! Debo preocuparme?