martes, 13 de abril de 2010

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda... pero va más mona.

Me gustaría creer que lo que sucedió cuando el accidente de Gaudí hoy no pasaría. Incluso hasta un poco lo creo, hoy en los hospitales no se deja medio abandonado a nadie. Creo que se atiende a todos sin mirar su aspecto. Cierto que a alguien famoso o con enchufe se le atiende primero y mejor, pero no se deja a nadie tirado. Incluso el aspecto externo hace que cuidemos más a alguien de apariencia distinguida sea en el porte, comportamiento o en el vestir que a alguien con pinta sucia, desastrada o humilde.
Lo que si es verdad tambien es que las relaciones personales o sociales siguen teniendo un peso muy grande en nuestra sociedad. A la hora de darle trabajo a alguien, conseguirle algún privilegio u obtener algo de los demás, las recomendaciones, las influencias de conocidos, etc. estan a la orden del día. Ya lo dice el refrán: "quien no tiene padrino no se bautiza". Es lamentable que en muchos casos no sean los méritos de los individuos los que primen a la hora de darle algo a alguien. La influencia de amistades y conocidos hacen que a menudo el trabajo o el trato preferente no sea para quien más lo merece o necesita, sino para quien tiene la suerte de poder tocar los resortes necesarios. Además eso extiende un sistema de reciprocidad ( hoy por ti y mañana por mi ) que hace que un grupo de personas se repartan mutuamente las prebendas y coloquen a los suyos lo mejor posible.
La sociedad así está conformada y es difícil erradicar esta lacra. No se llega en muchos casos a los sitios por méritos propios o lo que es lo mismo, gente que lo merece se queda fuera de los sitios porque son desplazados por aquellos que tienen mejores contactos. No digo que sea siempre así, pero es algo que se produce con frecuencia. Estamos tan acostumbrados a esto que lo vemos como algo normal, si lo analizamos fríamente es una canallada.
Es una pena que así funcionen las cosas, pero es casi imposible evitarlo, por tanto al final entramos todos en el juego lo mejor que podemos. Sinceramente, cuando a mis hijos les llegue el momento de entrar en el mercado laboral, haré todo lo que pueda y moveré todos los hilos a mi alcance para intentar conseguirles el mejor puesto de trabajo posible. Llamadme hipócrita si quereis, pero lo que no voy a dejar es que, por no hacerlo yo, otros que si usen esos resortes los dejen sin trabajo. Me parece muy mal que las cosas funcionen así, pero es lo que hay. Yo no he inventado las reglas del juego y no me gustan, pero no por eso voy a dejarme perder la partida.Si hay que jugar no voy a renunciar a las posibilidades que el juego me brinda.

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