sábado, 12 de junio de 2010

Un año malo lo tiene cualquiera.

Es en mi un tema recurrente el destino y como juega con nosotros. Me da por pensar de vez en cuando en ello. Normalmente hay algo que me empuja; casi siempre una lectura. Estoy releyendo "Creación" de Gore Vidal y me ha transportado al siglo de Pericles y la Atenas  y Susa de aquel momento. Como una de las mil historias marginales que en el libro se cuentan aparece algo de la vida de Esquilo. Al releer sucintos detalles de su muerte he recordado algunos más que aprendí de niño. No sé si conocéis la historia. Existen varias versiones, os contaré la que sé.
Esquilo, considerado el padre de la tragedia griega, fue un autor muy popular en su tiempo. Sin embargo en su epitafio es recordado como soldado y no como escitor. Había por entonces unos certámenes literarios que siempre ganaba Esquilo, pero un año ("annus horribilis" para él) le dieron el premio a Sófocles y a Esquilo le dió un "sofoclón" (perdón por el chiste malo, pero no me he podido aguantar). Como poco antes el Oráculo le había anunciado que moriría al caerle una casa encima, con el cabreo de la derrota y atemorizado por los presagios, decidió irse a Sicilia y vivir en el campo, lejos de cualquier edificación. Parecía con ello evitar los vaticinios del Oráculo, pero el destino gusta jugar con nosotros, pobres mortales, para acabar riéndose de nuestros cuidados. Esquilo era calvo, un día un quebrantahuesos confundiendo su cabeza con una piedra,  le arrojó una tortuga para romperle el caparazón y así poder comérsela. Su precisión resultó mortal, no para la tortuga sino para el infeliz Esquilo, que huyendo de las edificaciones vino a ponerse debajo de la casa de la tortuga que le cayó encima y lo mató. Sino fuera porque la muerte de un humano no es cosa de risa no me digáis que no tiene guasa. El sentido del humor del destino es más fino que el británico. Personalmente es la muerte más (¿ridícula?), (¿graciosa?) extraña que conozco.
La lección que aprendí de esta historia es que es mejor no conocer nuestro porvenir. No solo porque no lo vamos a poder evitar de ningún modo, sino porque hagamos lo que hagamos acabaremos ayudándole. Prefiero que sea lo que Dios quiera, pero que no me lo diga. Pero, cuando el destino quire jugar con nosotros, tiene una mala leche que da miedo. Hay muchas otras historias donde el hombre hace lo más improbable solo para cumplir, mientras cree que lo evita, su destino. No hay quién pueda con él.

P.D. He ido a la peluquería bloggera para darle un cambio de look. Renovarse o morir. Este me parece algo más alegre. Espero que os guste, aunque tampoco me he quebrado mucho la cabeza, lo reconozco. Solo he mirado dos o tres y hala este mismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

oye a mí me encanta tu cambio de look!!! Está muy chulo, y si te aburres siempre puedes cambiarlo!
jajajaja por lo de reiterar mi estado de soltería no es por obsesión ni nada es que como ya estaba PDUS, era más fácil sacar un nombre similar que solo cambiase una letra (y así no me quebraba la cabeza buscando otro nombrecito) ^^

tú no te preocupes, que yo, más feliz que una perdiz!!! Un besote!

Concha Rivero dijo...

El cambio,muy primaveral,sí.
A ver si Llillo me cambia el mío, tanta negrura me espesa... :)
Ah, hay un libro sobre el Club Bildeberg de Daniel Estulin muy interesante. Ya lo puedes encontrar en bolsillo si lo quieres, jeje.
Zapatero sí fue invitado a Sitges para que expusiera el caso de España. Al principio dijo que iría, luego la Moncloa dijo que no (supongo que temía comparecer). Al final no sabemos si fue o no...
El libro es muy curioso.