sábado, 18 de junio de 2011

La foto de la izquierda.

Esta tarde, bajo un sol de justicia, camino del super para traer algo para la cena, he pasado por la puerta del colegio. No ha cambiado mucho desde entonces. Y se me ha venido la imagen, como si fuera de ayer, parece que fue ayer. He visto un flequillo rubio, con el largo  justo para no tapar dos bolas verdes que brillaban como luceros,y una sonrisa que le llenaba la cara y todo mi mundo. La veía tan claro como si fuera ayer,  parece que fue ayer. Apretaba mi mano un poco más fuerte de lo normal, señal de sus nervios y me miraba con un ligero rictus de tensión. A pesar de todo seguía sonriendo. Yo la miraba de reojo, casi más nervioso que ella; era su primer día de cole. Era entonces aún hija única , y por tanto, para mi lo era todo. Ese día, lo recuerdo como si fuera ayer, parece que fue ayer, tuve por primera vez  conciencia de irla perdiendo. Acostumbrado a tenerla con nosotros en todo momento, esto suponía perderla de vista por unas horas. Para ella un mundo nuevo, para mi un cierto desasosiego. La joya que tenía celosamente protegida en casa pasaba a ser un poco de todos, empezaba a  aprender a mover sus alas, las que un día le llevarían a vivir su propia vida. Yo ya sabía que dejaba allí un diamante, que iba a empezar a pulirse, y pronto lo notaron todos. Nunca un solo profesor nos dijo algo malo de ella. Todos alababan su alegría, su capacidad de trabajo, su generosidad con sus compañeros. Gran estudiante y mejor persona, no daba un disgusto ni estando mala. Y a esa puerta volví, y la vi salir un poco desconcertada hasta que me vió y su sonrisa se abrió y corrió con los brazos abiertos en mi busca. La veo como si fuera ayer, parece que fue ayer. Nunca se quejaba del cole, estudiaba, hacía los deberes, preparaba sus cosas sin que hubiese que decirle nada. Siempre fue muy responsable.
Y de aquel colegio salió para ir a otro centro cuando terminó ese ciclo y fue a otro y luego a otro. En todos ellos se le recuerda con mucho cariño. Aun, cuando me cruzo con algunos de sus profesores, haga los años que haga que la tuvieron, me preguntan cómo le va y siempre me la ponen por las nubes. Yo, que no  necesito que me digan lo que mejor que nadie sé, me llena de orgullo, sin embargo, que todos lo reconozcan.
Y un día, ayer, parece que fue ayer, se fue a Sevilla a vivir, a estudiar su carrera, y yo seguía viendo que cada vez se iba separando un poco más de mí. Es ley de vida, pero uno no puede evitar entristecerse. Es una mezcla agridulce de orgullo y pérdida.
Ayer, y no parece que fue ayer, fue ayer, asistí, orgulloso como nunca, a la ceremonia de su graduación. Y vi como una de sus profesoras la citaba ante todos.Vi los amigos con los que convive y estudia, aquella parte de su vida que normalmente no veo. A la salida vi como esa profesora la abrazaba y le decía-"Como no iba a citarte a ti". Luego nos habló de lo buena que era y la excelente profesional que teníamos delante. A  mi me lo va a contar....
Por eso en la ceremonia, cuando pusieron en la pantalla su foto de graduación junto con la de cuando era muy pequeña, para mi seguía siendo mi niña, la de la foto de la izquierda, esa de la boca con churretes de chocolate que quería jugar conmigo a todas horas, que no me dejaba bailar con su madre porque todos mis bailes (yo que nunca bailo) tenían que ser para ella, que nos quería  solo para ella y que todos adorabamos.
Mañana, quién sabe que será mañana... La vida está muy complicada para los jóvenes. Trabajar se antoja casi un imposible, pero sé que ella no se va a rendir. Y saldrá adelante por que quiere, puede, sabe y se lo merece. Y a mi seguirá llenándome de orgullo y haciendome disfrutar con cada una de sus cosas. Ella, como siempre,a darme alegrías, y a ser una de las dos razones por las que siempre tendré que estarle agradecido a Dios y a la vida.
GRACIAS.

No hay comentarios: