domingo, 8 de noviembre de 2009

libros que lei: La Doble Hélice

No me gusta recomendar libros, no sé, me da cierto pudor. Excepto a mi niña que me pidió que la guiara, no aconsejo a nadie, y aún a ella no veáis el trabajo que me cuesta decidirme por este autor o aquel libro…
Y todo ello a pesar de haber pensado siempre que leí tantas cosas que no valían la pena, y dejé atrás tantas que si lo merecían que siempre eché de menos un buen lazarillo que me hubiese guiado bien por ese inmenso laberinto que es la Literatura.
Mi duda es que no sé si yo sería un buen cicerone del mundo literario. Tengo tantas carencias … Sé que hay miles de obras maravillosas que no he leído. Lo veo como si tuviera que enseñarle a alguien lo mejor de una ciudad de la que apenas conozco un par de calles
Estoy seguro de que aquellos que me visitáis por estos lares sois, como yo, amantes de la lectura (a veces pienso que si tenéis la paciencia de leerme sois capaces de tragaros las instrucciones del brasero en Kiswahili). Muchos de vosotros habéis leído bastante más y mejor que yo y por esa razón no se me ocurriría aconsejaros ningún libro.
Todo esto he necesitado para deciros que ayer sábado, no sé por qué, me levanté pensando que en el blog iba a hablar sobre un libro. Y lo que es más extraño, no es un libro cualquiera, ni siquiera es una novela, ni un cuento, ni un libro de poemas… es un libro científico. Os parecerá raro, pero pensé que éste igual no os era conocido y a mi me ha servido de mucho… Me lo recomendó un profesor en clase de biología y es lo único que recuerdo que me enseñara (nunca le estaré suficientemente agradecido).

Se llama “La doble hélice” y lo escribió en 1968 James D. Watson, premio Nobel de Medicina en 1962 por el descubrimiento de la estructura del ADN.

En el mismo se narra su visión personal precisamente de este hecho, de las respectivas contribuciones por parte de muchos científicos que hicieron posible que él, junto con su compañero F. Crick, lograrán desentrañar la forma, hermosa y compleja, de los ácidos nucleicos. Pero también nos descubre las miserias de los científicos, la carrera por descubrir cualquier logro que les llevara a encontrar las soluciones a los enigmas planteados, como ocultaban los datos al resto de los grupos de investigación….

Aparecen también por sus páginas las pasiones, sus debilidades (Watson tenía 25 años cundo realizó su descubrimiento), como prefería irse a buscar chicas monas por los pubs o jugar al tenis antes que quedarse a repasar unas pruebas que fueron importantísimas….Por allí desfilan algunos de los investigadores que hoy son considerados “clásicos” mientras luchaban por encontrar las soluciones a los problemas por las que hoy son famosos.

Hasta que leí este libro los científicos eran, para mí, entes sin vida propia que lo único (¡¡¡ ÚNICO!!!) que habían hecho era descubrir lo que les había dado la fama. Ahora sé que son personas, con sus bondades y sus miserias, con sus virtudes y defectos, humanos en definitiva, casados, solteros, guapos, feos, ricos, pobres… Ellos nos han dado una parte de sus vidas para conseguir que la nuestra fuera un poco mejor. La curación de muchas enfermedades gracias al descubrimiento del genoma humano (hecho que comienza precisamente con el hallazgo que se relata en este libro), y sus aplicaciones en la investigación sobre muchas enfermedades son claros ejemplos de lo antes citado.

El relato de Watson nos habla de personas, algunos raros, pero personas; y de lo fascinante que puede ser una carrera para descubrir antes que otros (que están igual de cerca que tú e igualmente preparados) aquello que es el objeto de tu estudio. Por momentos parece un evento deportivo, una carrera de velocidad que casi te levanta del asiento. No os digo que lo leáis; solo que a mi me fascinó.

Ayer no actualicé porque antes de escribir sobre él decidí volver a leerlo. Lo hice por tenerlo fresco en mi memoria y poder hablaros de él mejor. Mi intención es que si lo que hago no es muy bueno al menos que esté “currao”. Hoy me he enrollado mucho perdonadme por la paliza.

5 comentarios:

Concha Rivero dijo...

No seas tan pudoroso y recomienda buena literatura. Siempre es preferible leer sobre seguro que perder el tiempo y el dinero comprando un libro que luego resulta ser un bodrio. Lo que si es verdad, y quizas es lo más delicado y divertido, es que hay que aconsejar el libro adecuado para la persona adecuada. Con que tengas un poco de pesquis, casi nunca se falla. De algo tiene que servir los años y la experiencia. Ni que decir tiene que (a mi que me encanta leer lo que me aconsejan, ya que me dice mucho de la persona en cuestión-bueno o malo,depende-)el libro de Watson no lo pienso leer. Pero si hay, el alguna ocasión algo que consideres maravilloso, dímelo. Si no me gusta, lo mas que pasará es que estamparé el libro en la cabeza, nada más.

Álvaro Sánchez dijo...

jaja, se agradece tus recomendaciones Javier. Y por supuesto, tus visitas y comentarios.
Espero que esto del blogging te enganche y nos acompañes como un participante más en lo que llevemos pa'lante con ADINUT (no todo van a ser aweletes o chikillos de doce años).

Un saludo

Anónimo dijo...

Querido padre, que quede constancia de que yo te estoy muy agradecida por la selección que, con tanto esfuerzo y dedicación, preparas para mí. Algunos me gustarán más y otros menos pero sin duda, si tú los recomiendas, deben ser buenos.

Graciassss!!!

Marta C.C. dijo...

Me han recomendado ese libro varias veces a lo largo de mi vida académica, pero nunca accedí por eso de que la literatura científica me parecía aburrida. Ahora, no pienso eso... es más, estoy enganchandome a Stephen Hawking.
¡Creo que estoy madurando!

j.garq dijo...

Doctora Cano: He entrado en el Danubio (precioso) que es el único blog que te conozco, pero he visto que se renueva poco. Si ves esto te diré que te presto la doble hélice cuando quieras, solo que tendrás que cuidarlo, que ya está un poco mayor. Si lo quieres díceselo a Angy.