jueves, 19 de noviembre de 2009

meigas y ciencia

Como sabéis los que me leéis de vez en cuando, mi formación es científica, Escasa, pero científica. Y ella me lleva a buscar la relación causa efecto de las cosas. En el campo de la medicina, que es al que me dedico, este sistema ha funcionado bastante bién, y hoy podemos ofrecer sistemas de curación para un número mayor de enfermedades cada día.Las terapias actuales no solo tienen que funcionar sino también explicar el mecanismo por el cual se produce la acción curativa. A pesar de tan espectaculares progresos aun hay algunas enfermedades que se nos resisten, o que somos incapaces de erradicar, en algunos casos podemos reducir el periodo de alguna enfermedad recurrente o mejorar sus síntomas, pero no acabar con ellas.
Por los márgenes de nuestra ciencia y para estos casos entre otros, surgen las figuras de santeros y sanadores a los que desde la atalaya de nuestra ciencia miramos con escepticismo, cuando no con franco desprecio...
Una amiga, Ana, tenía un herpes ocular, quién lo ha padecido sabe cuan dolorosa es esta enfermedad. La produce un virus y, tratandolo con antivirales reducimos el tiempo que dura el brote y son menos molestas sus manifestaciones, pero no podemos acabar con el virus, por lo que cada cierto tiempo la enfermedad vuelve a manifestarse.
En el caso de Ana, durante un tiempo, cada dos o tres meses, la enfermedad reaparecía con un dolor insoportable (en ella que es muy dura para los dolores) que exigía un tratamiento bastante enérgico. De pronto aquellos ataques cesaron, y solo muchos meses después tuvo un pequeño conato de reactivación pero tan mínimo que no necesitó prácticamente tratamiento.
Solo años después, y no por ella, supe que había visitado,por consejo de una amiga, a una mujer que decían que curaba culebrillas y herpes solo con las manos.Lo hizo en pleno brote, desesperada por la frecuencia y fortaleza del dolor que padecía, y pensando que no tenía nada que perder.
La mujer, a la que llamaré Augusta, no quería "tratarla" porque casi renegaba de su "poder". Conozco a Augusta desde hace años y puedo aseguraros que es una mujer normal que ha trabajado en el campo toda su vida.  Al final accedió, y , masajeando el ojo enfermo de Ana, con el consiguiente dolor, le dijo que lo tenía bien "agarrado" pero que esperaba que ya nunca más volviera a tener ataques tan fuertes, si es que volvía a tener alguno. Al día siguiente su ojo sanó. Ninguna de las dos me habló nunca de este asunto y me enteré casualmente por otras personas.
Desde entonces no ha vuelto a tener un brote y hace ya de esto varios años.
Nada de lo que he estudiado explica esto,es más yo diría que lo niega. Pero las evidencias están ahí, y son irrebatibles. Mi idea es que no lo sabemos todo, a lo mejor algún día alguien puede darle una explicación científica a esto, mientrás tanto mi postura es la del viejo refrán "Hágase el milagro aunque hágalo el diablo". No creo en meigas, pero haberlas haylas...
La respuesta quizá está...


No hay comentarios: