martes, 30 de marzo de 2010

La Semana Grande

Tras el finde capitalino, vuelta a la villa y al bloggeo. Espero que no me hayais echado mucho de menos. Yo si he notado mucho la rotura de rutina de escribir durante todos estos días. Cada día pensaba sobre que hubiese hablado si tuviera mi portátil e internet a mano.

La Semana Santa en Andalucía tiene un sentido especial. Para cada uno de nosotros comienza con algún hecho concreto; para mí, con la bajada  de la Virgen del Valle para su posterior colocación en su paso. Anualmente, cada Viernes de Dolores y siempre que puedo acudo a este acto, estéticamente bello y emocionante, donde una iglesía apenas iluminada deja intuir a la imágen de la Virgen descendiendo del altar lentamente, que parece que no se mueve. Este año, un pequeño percance, un atasco provocado porque el manto se enganchó en la guía del mecanismo de bajada, ha añadido un componenete de desasosiego, que la pericia de un hermano con la pértiga logró eliminar. Luego la oportunidad de ver a la Señora más de cerca que nunca , con su hermoso rostro y sus ojos claros.
Y mientras pasaba junto a mi la Virgen algo por dentro se remueve, Un sentimiento entremezclado de pérdidas y recuerdos, de vivencia trascendente indefinida. Un no se qué, que sé yo, que no se como explicarlo. Lo que si tengo claro es que no es religión.
Creo en Dios, porque no sé explicarme de otra manera la existencia del universo. Todo cuanto nos rodea es tan complejo y hermoso que es difícil, al menos para mí, creer que surge por casualidad, porque si. Soy más dado a pensar que tiene que haber una causa que lo origine, y a eso le llamo Dios.

Pero mi Dios no es el que me enseñaron. No es ese que vigila y amenaza con la condena eterna si no somos buenos. Es un Dios padre, que nos deja hacer pero quiere nuestro bien. No concibo un padre que sea estricto y justo con su hijo. No; un padre perdona siempre y el amor hece mirar al hijo con benevolencia. Si un padre es padre, lo es antes que juez y antes que todo. Un padre no quiere que continuamente le estén pidiendo perdón, eso sería pesadisimo. No, él sabe que los hijos fallan mientras se educan y forma parte del aprendizaje, perdona pero, sobre todo, ayuda a prepararse al hijo para el futuro. Si Dios es nuestro padre, no me lo imagina apuntado lo malo que hacemos para luego castigarnos, el padre que hace eso decimos que no es buen padre. No veo a mi Dios haciendo eso.

Mi Dios no tiene liturgía, ni parafernalia que oscurezca el mensaje, no lo creo necesario, al menos para mi. Todos somos diferentes, por eso comprendo que haya quien necesite la liturgia y a esos Él se la proporcione, como no ha todos los hijos hay que hacerles todo exactamente igual, cada uno necesita cosas diferentes para su formación. Lo malo es cuando la envoltura impide ver el interior, cuando la tapa oculta el mensaje, y todo se queda en la forma sin llegar al fondo. Pura fachada sin nada por dentro. Prefiero Dios sin liturgia que liturgia sin Dios, y creo que de eso hay mucho.
No quiero criticar a nadie, libreme Dios, no juzgo a los demás,pero no comparto la idea que se entiende como "oficial" en Sevilla  a cerca de la Semana  Santa. Pero eso será algo para comentar mañana.....

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