jueves, 4 de marzo de 2010

Sobre nuestra Fiesta.

Hoy me he desayunado con una acalorada discusión en la radio por  el tema  "toros si, toros no" sacado de nuevo a la palestra por el parlamento catalán. Periódicamente surge este debate (antes lo hizo en el parlamento vasco) y, como siempre en él confluyen una multitud de intereses diferentes y cada uno trata de arrimar el ascua a su sardina. En la toma de posturas priman en cada caso intereses políticos, económicos, sociales, etc.
Algunos nacionalistas ven en la prohibición una forma de alejarse de la imposición de una "Fiesta Nacional", toreros, ganaderos y demás profesiones vinculadas al mundo del toro ven peligrar su trabajo (con la que esta cayendo en ese aspecto), los ecologistas solo ven los aspectos  de crueldad y maltrato al ser vivo y los aficionados ven que se les quiere privar de algo que aman y que quieren seguir disfrutando. El tema es complicado, como en las sevillanas de la crisis: " la cosa está difisi".
Como todo en esta vida, hay muchas formas de ver la cuestión y todas deben ser tenidas en cuenta, pero todos tendemos a mirar solo desde nuestro lado, desde la postura que defendemos y así es dificil hacerse una idea global del tema.
Confieso que en este tema tengo el corazón partío. Sentimiento y razón me llevan a puntos opuestos. Mi madre era una gran aficionada a los toros. No iba mucho a la Plaza porque no se podía, pero de vez en cuando mi padre la llevaba a alguna corrida. Las que daban por la tele las veiamos todos juntos en la sala. Currista incondicional, decía que iba a verlo aunque  solo fuese a "hacer el paseillo", y que si luego daba un par de pases ya se daba por satisfecha. Tanto me hablaba de los toros que en mi niñez, un verano dije que iba a ser torero, ella decía que no, que se moriría de miedo...., pero me traía la revista "Aplausos" todas las semanas. Aquella fiebre duró poco y no volví a hablar del tema. Me cuesta decir que no a algo que mi madre disfrutaba tanto, que intentó inculcarme y  que casi lo consigue.
Pero, por otro lado, por mi profesión siempre pienso más en curar y reparar el daño que en infligirlo. En mis estudios la biología y la fisiología son ramas fundamentales y sé que los seres vivos sufren y sienten el dolor ante las agresiones igual que nosotros. Veo los utensilios con los que se agrede al toro y no puedo evitar pensar en la palabra tortura. Y me duele tener que reconocerlo, pero es así.
No digo que no se deban matar animales,  todos los animales necesitamos comernos a otros seres vivos para subsistir. Lo que me plantea el problema de conciencia es el maltrato, la tortura y la muerte innecesaria. Matar por el placer de matar, por el placer de ver matar, ahí es donde prefiero no mirar mucho para no llegar a donde no quiero, pero, si me obligan creo que mi conciencia me dice que no debería hacerse.
Un amigo que estuvo vinculado profesionalmente al mundo del toro decía que en ese terreno, el único honrado era el toro. Los anti-taurinos, uniéndose a esa opinión dicen que por eso lo matan.
La fuerza de la tradición es muy grande, y es un punto en el que se apoya el colectivo pro-taurino.  Lamento decir que para mi no es eximente a la hora de justificar el  maltrato y  muerte  de un ser vivo.
Este es uno de los pocos casos que quisiera poder decir justo lo contrario de lo que digo, pero mentiría. Lo que si me encantaría es estar equivocado, así que si alguien conoce un argumento irrebatible a favor de los toros que me lo diga. Le estaré eternamente agradecido.

4 comentarios:

Álvaro Sánchez dijo...

Ay Javier, ando en la misma tesitura. Con esta publicación has puesto en palabras los pensamientos que cruzan por mi cabeza.
Siempre me gusta escuchar ambas partes en una discusión, y yo también veo correctas estas dos en sus argumentos. Como no sé mucho de toros le he pedido a mi padre que me lleve a una corrida esta feria, y espero poder posicionarme viendo el tema por mí mismo. Ya te contaré.

Anónimo dijo...

Yo no sé nada de toros, nunca he ido a una corrida y verlo por la tele me aburre, no descarto ir a una en vivo para ver qué es realmente, pero lo que sí sé, es que en el aspecto más frío al final el mundo de los toros no es más que un negocio como otro cualquiera del que dependen muchas familias y no se puede quitar de un plumazo aquello de lo que han vivido mles de personas toda la vida... No digo que el maltrato animal esté bien, pero qué pasa con la gente que necesita el mundo del toro para vivir y los toreros para los que es antes que un oficio una pasión??? A mí me dicen de un día para otro que me quitan el periodismo porque colapsa los juzgados de querellas y yo me muero!!!

Anónimo dijo...

hoy me quedo en la capi a dormir, pero mañana como con vosotros, un beso!

Concha Rivero dijo...

No seré yo quién te de argumentos que justifiquen la "fiesta"(¿¿??) de los toros porque opino que no los hay. Entiendo que es muy especial el ambiente de una plaza en una tarde de toros, pero ¿cómo abstraerse de tanta sangre y tanto sufrimiento? No, no encuentro nada que justifiquen los toros, ni la pelea de gallos o de perros, ni ninguna "tradición" que consista en tirar a una animal por un campanario, o matar a otro a palos. Habría que hacer una gran revisión a nuestro panorama folklórico y cultural,la verdad. Por algún lado habría que empezar.