lunes, 25 de enero de 2010

dos zapatos del pie izquierdo

La vida nos da y nos quita, al menos eso es lo que nos gusta pensar. Es posible que sea una perspectiva tranquilizadora, al atribuirle cierta capacidad de hacer justicia, de darle a cada uno lo que se merece. En otras entradas ya os he manifestado que no es esa mi opinión.
Pasa como con la estadística, cada fin de semana mueren en la carretera un número más o menos constante (al menos a corto plazo) de personas. Para un estadístico si el dato registrado entra dentro de los parámetros esperados  lo cataloga como un fin de semana normal y en nada destacable. Las familias de los fallecidos quizá no sean de la misma opinión; para ellos precisamente ese fin de semana marcará el resto de sus vidas.
Igual pasa con la vida. Estadisticamente, en promedio, un gran número de personas consiguen en esta vida lo que merecen, pero descendiendo al nivel individual la cosa no es así, hay a quien la vida no trata bien, y quien parece haber nacido de pie...
No pienso que la vida sea justa, ni que nos trate de una forma o de otra. Azar, destino, no sé muy bien qué (hay quien a lo mejor dice Dios),  nos maneja y el resultado de lo que nos pase, deja a la estadística indiferente; solo a nosotros y nuestros allegados nos afecta. El número de individuos que se desvía de obtener  lo que sería "justo" en función de sus méritos en cada momento, puede ser pequeño. Pero como hacemos montones de cosas a lo largo de nuestra vida, no conozco a nadie que, al menos en alguna ocasión  no se le haya dado de más o de menos. Como tendemos a enfatizar lo que no nos parece normal damos mayor importancia a las pocas veces que no se cumple lo esperado. Y así establecemos que uno es afortunado o con mala suerte en esta vida. Excluyo por obvio los que nacen con deficiencias o malformaciones, aunque la estadística tambien tiene un lugar para ellos. Para mi  esas personas, solo por eso ya se lo merecen todo y la vida nunca no podrá darles nunca lo suficiente.
Dicho esto, la vida parece a veces jugar con nosotros. Ni te da ni te quita, solo se burla de ti. Hay situaciones en la que no sabes si has tenido suerte o es para echarse a llorar. Si es para dar saltos de alegría o para pegarse un tiro (o para dar saltos de alegría mientras te pegas un tiro). ¿Recordáis aquella pobre inmigrante que le había tocado al marido el furgón lleno de dinero y no pudo ganarlo por no estar él en su casa  ya que  se había ido a trabajar? ¿  Y su angustia porque él había cogido un taxi para su casa y se le agotaba el plazo para llegar y así ganar el premio? Como suplicaba un poco más de tiempo, mientras maldecía su mala suerte.
Hay  veces  que consigues una cita con  Penélope Cruz (por nombrar a una española) y pierdes el autobus.O que te encuentras en la calle una caja con un par de Manolos de tu número y ambos son del pie izquierdo.

No hay comentarios: