domingo, 31 de enero de 2010

Destino

Hola a todos, despues del fin de semana playero sin internet, vuelvo a la civilización y a este vicio que nos une.
Me dicen que ando un poco obsesionado con el destino, y puede ser. No sé si es por justificar esta actitud, pero qué en nuestra vida no es destino. Creo que la vida es un camino, al que nosotros le ponemos metas (destinos) que luego alcanzaremos o no (depende del destino). 
Desde siempre me apasionó reflexionar sobre lo que nos rodea y lo que esa envoltura influye en nuestra forma de ser, de comportarnos, como, en muchos momentos, somos peleles en manos de unos hilos que no manejamos. En nuestros comportamientos, hay mucho atribuible a nuestra propia voluntad, pero tambien a estar en el momento preciso (o equivocado), en el sitio correcto (o equivocado).
No es una idea en la que sea muy original, toda la literatura a lo largo de la historia (empezando por las tragedias griegas y hasta nuestros días) tiene montones de obras sobre esta temática. Y la filosofía no digamos, decía Ortega y Gasset "yo soy yo y mis circunstancias", y qué son las circunstancias si no esas cosas que no podemos manejar.
Siempre pensamos que el Hombre es libre. Incluso el esclavo es libre de pensar como quiera. No podrá expresar esos pensamientos, ni tendrá libertad de hacer lo que quiera, pero dentro de si nadie puede imponerle su voluntad. Pero el haitiano que ve morir de hambre a sus hijos y se echa a la calle a coger comida  como sea no es libre para pensar si robar es o no un acto legítimo. Aunque el robo haya sido para él un acto repugnante ahora no es libre ni siquiera para mantener ese pensamiento, y entra por donde puede para coger todo lo que pueda llevar a su casa (o a donde estén los suyos, sea eso lo que sea). Si las circunstancias son de ese extremo, el insinto de supervivencia anula cualquier tipo de reflexión sobre la bondad o maldad de nuestros actos: robamos, matamos, lo que haga falta con tal de llevar algo para que coman los nuestros. Desde la disancia, visto por la tele, es facil decir que son unos animales, que estan haciendo salvajadas. Visto desde allí hacen lo más humano que puede hacerse; tratar de mantener a sus hijos con vida.
Esta visión, no exime a las personas de su parte de culpa cuando no hacemos lo que debemos por dejadez, descuido o falta de interés, es decir cuando fallamos por causas exclusivamente nuestras. No se trata por tanto de un coladero por el que todo se perdona. Pero si de ser más comprensivo e indulgente porque las circunstancias de cada uno no son las mismas, y puede que le exijamos a los demás más de lo que pueden dar. En ese sentido la máxima exigencia debe ser con uno mismo. Solo de ti mismo puedes saber si, dadas la circunstancias, has dado el máximo que podías o dejaste de hacer algo que creías tu deber. A los demás, prefiero no juzgarlos, ellos sabrán lo que hacen. Bastante tenemos cada uno con lo nuestro.

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