martes, 26 de enero de 2010

Recuerdos de viajes

A lo largo de mi vida, por desgracia, no he podido hacer demasiados viajes. Mis suelas se han gastados más por las sendas de la monotonía que pisando caminos nuevos. A pesar de todo, conozco algunas de las ciudades más bellas de Europa.
La visión, el recuerdo, la impronta que en mi alma evocan esas ciudades estan impregnadas de mi edad,  la situación personal y anímica del momento en que las visité. Inevitablemente, allá donde puse los pies, puse también, el cerebro, los sentidos, y sobre todo, el corazón. No es posible separar (o yo no puedo) lo que ellas me dejaron de lo que yo sentía. El alma de las ciudades no se capta en pocos días, es la nuestra, fundida con lo que nos impacta de la ciudad, la que va dando forma a nuestra apreciación. Tengo así ciudades tristes o esperanzadoras en mi memoria que no tienen por qué serlo en la realidad, son solo el reflejo que mi alma dejó en esas ciudades ( y que ellas dejaron en la mía). A pesar del intercambio no estamos en paz. Me dieron lo mucho que en ellas  aprendí y a mi no me deben nada.
No  hablo aquí de lo que sé, más bien de lo que siento. O de lo que recuerdo que sentía cuando esa ciudad se cruzó en mi camino (iluso de mi, como si no fueramos nosotros los que nos cruzamos con ellas que son inmóviles y eternas). No es mi objetivo ser objetivo, para eso están las guías que lo harán mejor que yo.
Viajar a otras ciudades, a otros países, es enriquecedor y divertido. Ayuda a conocer y comprender otras costumbres y culturas, pero también, y sobre todo, a conocerte a ti mismo. 
El video de hoy, un homenaje al emigrante aprobado. Él sabe que se le quiere.

1 comentario:

arviman dijo...

Muchísimas gracias, Javier, por sacarme sonrisas aquí tan lejos.

Efectivamente, son según nuestros sentimientos en el momento cómo llegamos a vivir una ciudad. Londres, de momento, es para mí fría, dura y no presta su amistad tan fácilmente. Pero miro desde más lejos, y es la aventura que estoy viviendo la que me anima a seguir. Ya se dejará querer, jeje.

Un abrazo enorme desde aquí!