viernes, 22 de enero de 2010

Normalmente vengo en blog (son) de paz.

Ayer me decían que en esto de los blogs o cuentas tu vida o te metes con alguien. La verdad es que casi siempre es así. Si repasamos las entradas que hacemos la mayoría pueden encuadrarse en uno u otro tipo. Me complace comprobar que el "tipo agresivo" constituye en mi blog una minoría.  He dedicado  muchas más páginas a hablar de mi, de mi pasado (sobre todo de mi niñez), de las cosas que me gustan,  o que me han pasado que a criticar a otras personas (por extraño que parezca, incluido el gobierno).
Pero hay otro grupo de mis entradas que dificilmente encaja en ambos grupos, cuando hablo del medio ambiente, de la naturaleza, de los animales,y del animal más animal que es el Hombre. Mirándolas desde la distancia, me veo un tanto dogmático, no era esa mi intención. Quiero compartir aquello que leí y que me pareció interesante por si a alguien le sirve. No me pretendo dar lecciones, pero si alguien puede aprender algo de lo que yo sé y quiere hacerlo me parece estupendo. Puede que la fascinación que esos temas ejercen en mi me lleve a dedicarle en estas páginas más atención de la que a la mayoría de la gente le prestaría. Me da igual, si la gente quiere cotilleos los tiene en la tele en cualquier canal. Tambien es verdad que para muchas de las cosas que escribo tenemos en la tele los reportajes de la 2, pero para ver eso hay que renunciar a la siesta, y eso ya es peor. Si os interesa lo que digo, podeís dormir tranquilamente la siesta, porque yo voy a seguir por ese camino. Aunque de vez en cuando apetece darle algún "palito" a quien se lo merezca, y pienso seguir haciéndolo.

2 comentarios:

Álvaro Sánchez dijo...

Ni caso, Javier. A la velocidad que vamos ya hoy en día podemos decir que el blooging ha avanzado mucho más que eso. Sí que es verdad que abundan los de esos tipos (aquí un servidor, que se reconoce ego-blogger) pero al fin y al cabo la palabra "blog" viene de bitácora, es decir, diario.
Internet es libre y el derecho de expresión, gracias a Dios, también.
Un abrazo

Concha Rivero dijo...

A mi me encanta dar leña, aunque a veces caiga en la demagogia. Las praderas para Heidi