martes, 8 de diciembre de 2009

Habitantes fantasmas


Sé que los has visto cuando vas al centro de compras o dando un paseo. Vienen de África o de Sudamérica, y cada grupo tiene sus especialidades. Llenan las calles con sus mantas y sus artículos dejando apenas pasar por entre ellos. No parece que consigan con sus mercancías más que lo justo para sobrevivir. Y siempre con el miedo a la policía. No tienen papeles ni permisos de ningún tipo, si los cogen les quitan su medio de vida, por eso están atentos a la llegada de los municipales. Oyen "agua" y agarran su manta  para desaparecer con  rapidez antes de que los cojan.


¿Quién los ve cuando no están vendiendo? ¿Donde pasan el resto del día?¿ Donde viven?¿Con quién se relacionan? Son habitantes fantasmas, viven en otro mundo que está dentro del nuestro. No los vemos más que cuando necesitan que los veamos, luego regresan a ese mundo invisible  que está escondido entre nuestras calles.

La ciudad nunca los tiene en cuenta. No aparecen en la prensa, ni se consideran sus necesidades, como si no formasen parte de la misma, como las ratas o las palomas, estar están, pero como si no.... Las Ordenanzas solo les afectan para perjudicarles, para hacerles más dificil la vida. No los cita pero los amarga. Ellos no se quejan, aguantan lo que les echen y viven resignados en esa parcela de la ciudad que el resto ignoramos. Vienen buscando un mundo mejor, un lugar en el que ser felices, que les ayude a sacar del hambre a los que dejaron atrás o a olvidar un pasado de violencia y miedo. Les hacemos la vida imposible y ellos aquí siguen viendo el paraíso.
Porque nosotros queremos, con respecto a ellos, somos como agua y aceite: nunca nos juntamos.




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