El trabajo más dificil.

A pesar de saber que has hecho  cuanto podías, no puedes evitarlo. La inquietud domina tu vida. Y das mil vueltas en la cama, tu cabeza no para. ¿Saldrá todo bien? ¿ Me habré equivocado?. Hay tantas cosas que pueden torcerse, tantos obstáculos en el camino, que nada garantiza el éxito. Y tú, que llevas tantos años cuidándolo, vigilando que no se tuerza, no puedes evitar el miedo al fracaso. Porque parece tu vida y no la suya la que se juega. Porque en su vida se juzga la tuya. Y tú eres el peor juez, el más estricto. No importa el tiempo dedicado, los esfuerzos, los sacrificios, solo sirve el éxito. Toda tu vida gira alrededor de un resultado en el que has hecho mucho pero que no todo depende de ti. Pero tú si dependes de ello. Porque sabes que si sale mal no te lo perdonarás nunca Y a lo mejor no sabrás donde ni qué hiciste mal, pero da igual, nadie podrá quitare de la cabeza que fallaste. Y no es un proceso rápido, donde el desenlace en un sentido u otro no da tiempo a temerlo. No, es cosa de años, de muchos años. Y pasas por muchas fases, y en todas la misma duda ¿ Lo estoy haciendo bien?¿ Me estaré dejando algo sin hacer?. Nunca hay certeza, no hay garantías, ni libro de instrucciones. Solo el eterno miedo y la duda de si algo va a fallar, de que puede haber algo que se te está escapando, algo en lo que no has caido, mil cosas que no puedes controlar. Hay momentos, cuando intuyes que las cosas van por buen camino que te sientes el hombre más feliz del mundo. Y entonces te relajas y te dices que todo va a salir bien, que las cosas vienen como estaba previsto. Pero siempre te queda un temor de que algo se te escape, de que sabes que no puedes pararlo todo, que la vida puede más que uno. Y uno daría su vida porque todo saliera bien.

Si no sabéis de que estoy hablando, a lo mejor no tenéis hijos y no debéis preocuparos por su futuro.