Retratos de almas.

No se a qué se debe, pero desde siempre  he sentido fascinación por contar un momento, una situación. Yo los concibo como retratos del alma. Nunca se me dió la fotografía, me encantan, pero soy incapaz de encuadrar bien ni siquiera lo más sencillo. Mis grupos o no tienen pies o no tiene cabezas, y mis paisajes están hechos sin pies ni cabeza. Cuando alguna vez alguien me ha pedido que hiciera una foto de recuerdo para un grupo,si puedo escurro el bulto y le paso la cámara a otro, si no, hago lo que puedo y pienso " a ver si hay suerte". En las fotos siempre salgo fatal (o yo me miro con buenos ojos y la cámara con cruel imparcialidad), así que mi relación con ese campo es,  cuando menos fría. Pero disfruto viendo las fotos de los demás. Me encanta como hay quien es capaz de obtener una imagen maravillosa, es un arte que hace que las palabras se queden mudas; no hay palabras que describan una puesta de sol en el mar, una flor, o un edificio tomado desde una perspectiva original.

Yo soy mejor (o al menos eso quiero pensar) con las palabras. Miro una situación y trato de adivinar que pasa por la mente de todos los involucrados. Describo entonces lo que creo que sucede pero por dentro de cada uno, por eso para mi son retratos del alma. Mi héroe de ayer, el visionario que quiso matar a Hitler de hace unos días, Manolito, mi amigo del 11-M, son mis foto del alma, las recuerdo en mi memoria como en álbumes. Algunas no son ciertas, como fotos de estudio, otras, reales como la vida misma, y son un reportaje de lo cotidiano. Siempre, ante cada hecho soy de mirar más adentro, como un buen fotógrafo hace con su cámara. Yo eso, solo puedo hacerlo (cuando puedo) con palabras. Y aquí os las pongo, como el book de los fotógrafos.