miércoles, 17 de febrero de 2010

De las viejas leyendas.

La cultura Chavín surgió  en una franja del actual Perú sobre el 1500 A. C. y duró unos mil años. Dominó de forma hegemónica sobre todos los pueblos de la zona.Era una sociedad teocrática, cerrada  donde una minoría dominante gobernaba a una gran  mayoría de campesinos por un sistema basado en el miedo. El poder era mantenido con un ejército potente en el que los guerreros mostraban un gran valor y total fidelidad al rey tirano y a la casta dominante. Gran parte de la élite del ejército eran miembros de la casta dominante y se mantenían en dicha posición mostrando un desapego por la vida y disposición de morir en combate, estando dispuesto a automutilarse o autoinmolarse por el bien de los gobernantes.
Cuando una ciudad era sitiada por el enemigo, un voluntario que había tomado coca, se vestía con ropajes vistosos hechos con oro y piedras preciosas y, subiéndose a un montículo donde los sitiadores pudieran verlo,se mofaba de ellos, se mordía la lengua hasta arrancársela, la escupía entre un baño de sangre y luego se arrojaba al vacío. Los sitiadores horrorizados ante el espectáculo abandonaban el sitio sin mayor derramamiento de sangre, y por supuesto, sin tomar la ciudad. Los habitantes de la ciudad rendían honores al inmolado, poniendo su nombre en el montículo, siendo considerado mensajero de paz.
Decía así la leyenda que, detrás de una lombriz engalanada en los tesoros que codicia el insensato aguarda agazapado en lo más profundo de la tierra el espíritu del jaguar.
Existió un tiempo donde valores como la valentía, la entrega y el amor abnegado y sin límites a su pueblo, eran universalmente admirados y respetados. Era la época de las leyendas y es un fenómeno que se da en todos los rincones de la Tierra. Por aquel entonces una prueba de valor desmesurado y de autoinmolación de un solo hombre bastaba  para hacer abandonar la  batalla a todo un ejército. Les indicaba que todos los soldados del ejército al que tenían que enfrentarse tenían ese mismo valor e igual desapego por la vida, por lo que eran enemigos temibles. La casualidad de que esta leyenda aparezca por las mismas fechas en lugares tan apartados como Irán, Alemania o Perú nos indica que, o bien son recuerdos de un tronco común (poco probable por la fecha y las distancias) o bien se trata de una realidad  universal que se refleja en las leyendas de muy diferentes lugares. Si esto último es lo cierto, y así parece indicarlo todo, la forma de valorar estas cualidades entre los Hombres ha cambiado mucho desde entonces. Hoy un hombre que se inmola es objeto de burla por parte del ejército enemigo, incluso algunos lo tacharían de cobarde.
¿Recordáis una escena de Indiana Jones en el que un individuo con un turbante como de tuareg blande un alfanje retando a "Indi"? Éste lo mira con cara mezcla de hastío e indiferencia, saca su pistola y lo mata, y luego sigue a lo que iba. Esa es la actitud de los hombres en nuestra época, muy diferente de la recogida en las leyendas. Incluso ya en épocas históricas el reconocimiento del valor del contrario dió lugar a los lances de caballería con códigos de honor que hoy nos parecen bobadas. Los duelos por causa de honor eran frecuentes hasta hace poco más de cien años, y hoy nos parecen incomprensibles. Nada de aquellas actitudes mueven al hombre actual a admirarlas. Una especie de romanticismo nos hace admirar esa forma de ver la vida, pero ya no la compartimos, como tambien el romanticismo se va perdiendo. Cada día somos más pragmáticos y menos soñadores. Es más práctico, pero se ha sacrificado la belleza.

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