sábado, 27 de febrero de 2010

A veces recordar es volver a vivir.

A veces me pregunto si a alguien le interesa lo que cuento de mis recuerdos de cuando era niño. Si os aburro cuando saco mis cachivaches del soberao donde duermen desde hace años.Son estampas de un tiempo que se fue. Todo ha cambiado tanto (incluido yo) desde entonces que, los que no lo vivieron, apenas creo que puedan entenderlo. Y me esfuerzo por reflejar lo que pasaba por la cabeza de ese niño, pero las cosas, la gente, todo es tan diferente  que no sé si lo consigo. Pero si hay algo que tengo claro es que si me interesa a mi. No quiero olvidar y por eso lo pongo por escrito. 
Hubiese querido no crecer. Luego los hijos compensan con la suya  tu niñez perdida. Más tarde empiezas a vislumbrar que pronto se irán a vivir sus propias vidas, puede que lejos de ti. Y empiezas a recordar con cariño aquellos años, que casi habías olvidado con las preocupaciones del día a día. Hay detalles que permacencen en un rincón, olvidados pero presentes, y algo un día te hace recordarlos. Y vuelven como si no hubieran estado escondidas tantos años imágenes de cosas que fueron importantes para ti. Y recuperas las caras jóvenes de aquellos que se fueron, y los ves no con el aspecto de sus últimos años, si no como eran cuando tu niñez. No sé como pero algunas veces recupero imágenes que vieron mis ojos de niño; esas son las que quisiera dejar en estas palabras, para que si un día las olvido poder recuperarlas.
Fui un niño raro pero feliz. Claro que pasé por malos momentos, pero fueron los menos. Quizá por eso me gusta tanto recordar esa época. Me divertí tanto que casi no recuerdo estar aburrido nunca, me gustaba hacer tantas cosas que al día le faltaban horas. Creo haber contado ya bastantes cosas de mi niñez, y cuando recupere algo, aquí lo pondré por escrito. Estas páginas hablan de como soy yo, o al menos de una parte de mi, y esos momentos son, en esta historia, fundamentales.
Nosotros podemos esforzarnos por no perder de nuestra mente esas sensaciones que tuvimos tiempo atrás, y rescatar del tiempo  sentimientos, hechos y vivencias, aunque ya no queden los objetos ni los sitios. Los sentimientos son lo más importante  que los hombres podemos preservar. Al fin y al cabo, la Tierra conserva las cosas enterradas y perdidas, y a veces se recuperan, pero solo son objetos. La Tierra guarda recuerdos pero no tiene memoria. Solo nosotros podemos conservar lo inmaterial, que, en el fondo, es lo que vale la pena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

o padre, no me deja comentar desde wordpress, solo por anónimos!!!

Un beso, por aqui todo bien y he dormido sin problemas jeje puede que hoy toque pacopá, esperemos que no llueva que no hemos traido coche!!

angarok